Frances Gómez está emocionda: tras 54 años, regresa a Cuba, el país que la vio nacer, junto a un grupo de peregrinos de Miami que viajan con la esperanza de que Francisco impulse más cambios en la isla.
“Es algo muy grande en mi vida. Voy a rezar mucho para calmarme, porque tengo muchas preocupaciones, preguntas. Pero estoy realmente emocionada por regresar”, señaló a la AFP Gómez, antes de partir a Cuba este viernes con un grupo de casi 200 peregrinos de Miami, donde reside la mitad de la diáspora cubana de dos millones de personas en Estados Unidos.
“Definitivamente es gracias al Papa. Yo soy una gran creyente de que el Papa puede traer paz al mundo. (...) Creo que puede traer cambios en Cuba, quizás no en lo inmediato, quizás en unos años, pero sucederá, lentamente”, indicó Gómez, que salió de Cuba muy pequeña y nunca volvió.
Que todo el mundo sepa que Dios siempre perdona, que siempre está al lado nuestro, que Dios nos quiere”. Papa Francisco
Ahora, a sus 58 años, y con las renovadas relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, volverá al país del que tanto le hablaron sus padres.
Nervios
Tiene tantas emociones encontradas que debe parar de hablar varias veces para secarse las lágrimas de los ojos. “Estoy asustada, con temor, nerviosa, pero no puedo esperar”, dijo.
Su apoyo es su marido, Andy, también exiliado cubano salido de niño de la isla, quien venció sus propios temores hace tres años y fue a Cuba junto a otros peregrinos de Miami para la visita de Benedicto XVI, y ahora regresará junto a Frances.
Frances ha escuchado las advertencias de su esposo. “Sé que veré escasez y pobreza y me hará triste, pero voy para brindar esperanza”, manifestó.
Su deseo es llevar posteriormente a sus hijos a la isla.
Su marido, un profesor universitario de 61 años retirado recientemente, afirma que los cubano-estadounidenses que viajan quieren que el pueblo en Cuba sepa que “aunque somos diferentes y salimos cuando éramos niños, estamos unidos a ellos y los apoyamos”.
Razón perfecta
El heterogéneo grupo de peregrinos de Miami, en el que también hay estadounidenses y otros latinoamericanos, se reunieron en días pasados en una iglesia para recibir orientación de Thomas Wenski, arzobispo de esta ciudad de Florida (sureste de EE.UU.).
Los asistentes escucharon con atención, mientras Wenski remarcaba que “somos peregrinos, no turistas”, y les pedía llevar medicinas para donar en Cuba.
Los peregrinos, algunos conmovidos, otros con sonrisas en los labios, se colocaron en fila para recoger la documentación del viaje, rosarios de colores para repartir durante las misas de Francisco y sandalias de plástico para donar en la isla.
El telón de fondo
El papa Francisco emprende su visita a Cuba y Estados Unidos con el embargo y la emigración como telón de fondo.
Apertura
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos experimentan una apertura propiciada precisamente por la diplomacia papal.
Petición
El Vaticano expresó horas antes del viaje del Papa su deseo de que esta visita sirva además para que se comience a poner fin al embargo.
Encuentros
El Papa mantendrá con Raúl Castro una cita el domingo 20 de septiembre en el palacio de la Revolución de La Habana, luego de hablar con el anterior presidente y líder de la revolución cubana, Fidel Castro.
Peregrinación emotiva
Relatos • Felice Gorordo, estadounidense de 32 años de padres cubanos, hizo la fila junto a su madre, Martha Serra, de 56 años.
Para ambos la peregrinación también será especialmente emotiva: Serra, quien recientemente se enteró de que estaba enferma, no ha ido a Cuba en 46 años.
“Ella decidió que quería regresar a Cuba hace un año cuando fue diagnosticada con cáncer avanzado de páncreas”, explica Gorordo.
Serra, conmovida por la expectativa del viaje y en medio de un tratamiento para la enfermedad, prefiere no hablar.
“El mensaje de reconciliación y esperanza” del Papa creó “la oportunidad y la razón perfecta para volver”, señala Gorordo, fundador de la organización Roots of Hope que promueve contactos entre jóvenes de Estados Unidos y Cuba.
Cumplió su “sueño”, asegura, de por poder llevar a su madre a Cuba, aunque no sabe si alcanzarán a llegar a la ciudad de Sancti Spiritus, donde nació.
No todo el mundo en Miami, donde residen exiliados de la Revolución Cubana, ve con buenos ojos el paso de Francisco, admite Thomas Wenski, arzobispo de esta ciudad de Florida.
Wenski encabezará la misión de los peregrinos, como ya lo hizo en las anteriores visitas papales a Cuba.
“La gente tiene varias opiniones, pero creo que en su mayoría dan su apoyo, así como apoyan la nueva dirección en Cuba, porque quieren lo mejor para Cuba”, estima Wenski.
El arzobispo, quien viajó con cubano-estadounidenses para las visitas de Juan Pablo II y Benedicto XVI, dice que “volver a Cuba puede ser una experiencia muy sanadora” para ellos.
En La Habana, los peregrinos asistirán a la misa del Papa el domingo en la Plaza de la Revolución. Visitarán muchas otras iglesias y además de ver a Francisco en sus recorridos en el papamóvil, tendrá tiempo libre para interactuar con cubanos, antes de volver el lunes a Miami.
“Por supuesto que (Francisco) marcará una diferencia, porque no se puede controlar el espíritu y la mente de una persona, y si su viaje trae esperanza e inspiración a la gente, ya logró su objetivo”, afirmó el estadounidense Thomas Abraham.