Visten camisetas reivindicativas, amenazan con sandalias a exdirectores del FMI y podrían ser claves para el independentismo catalán en su objetivo de divorciarse con España. Son militantes de la CUP, un pequeño partido de izquierda radical e internacionalista.
Si la campaña previa a las elecciones del domingo se centró en el presidente regional Artur Mas o el jefe de gobierno español Mariano Rajoy, los focos podrían dirigirse el lunes a un grupo de jóvenes luciendo camisetas reivindicativas, tejanos y pendientes.
Los sondeos muestran que el apoyo del partido anticapitalista Candidatura de Unidad Popular (CUP), encabezado por el periodista Antonio Baños, será crucial para sellar una mayoría proindependentista en el próximo parlamento regional.
Este movimiento ciudadano, que toma todas sus decisiones en asambleas municipales, nació a finales de 1980 y, tras décadas de discreción, la crisis lo impulsó al primer plano de la política regional.
Sus éxitos
En 2012 consiguieron tres diputados en el parlamento catalán, prometiendo ser “el caballo de Troya de las clases populares”. En las municipales de 2015 cuadriplicaron su número de ediles hasta 385 y consiguieron catorce alcaldías.
Para la CUP la secesión “no es para defender una identidad nacional o una lengua. Es para defender un marco de derechos y libertades mucho mejor”, asegura a la AFP Quim Arrufat, de 32 años, uno de los tres diputados.
“Es la oportunidad de las clases populares para construir una sociedad libre”, explica.
“¡Hasta pronto, gángster!”
El líder de su actual grupo parlamentario, David Fernández, añadió colorido a la política regional catalana con sus centenares de camisetas radicales y sus provocativas intervenciones en los debates.
En una audiencia parlamentaria al banquero español y exdirector del Fondo Monetario Internacional Rodrigo Rato, investigado por fraude, Fernández alzó su sandalia en un gesto árabe de desprecio y le dijo: “¡hasta pronto, gángster!”.
Los diputados que obtenga la CUP podrían ser los que necesitaría la coalición Junts pel Sí (Juntos por el Sí), del presidente nacionalista conservador Artur Mas, para superar la mayoría de 68 escaños sobre 135 de la cámara.
- La CUP podría triplicar su número de escaños a nueve, con alrededor del 7% del voto.