Carlos José González Morales, de 60 años, falleció ayer de dos impactos de bala en el abdomen y en la tetilla, respectivamente, cuando se negó a entregar un celular de último modelo a dos ladrones que iban en una motocicleta. El hecho sucedió a eso de las 8:00 de la noche en el barrio Memorial Sandino.
Según Miriam del Carmen Robleto, esposa de la víctima, González estaba sentado afuera en el andén de su casa escuchando el culto que ofrecía la iglesia Pentecostés la Última Cosecha. Cuando este hubo finalizado, sacó su celular y se dispuso a escuchar unos cuantos himnos religiosos cuando de improvisto aparecieron los maleantes.
“Él estaba sentado enfrente de la iglesia escuchando los himnos y de ahí se aparecieron los de las moto, yo estaba adentro (en la casa), cuando escuché los disparos, pero cuando me quise levantar, él entró y cayó en mis pies” relata con dolor, Robleto.
En ese momento, uno de los ladrones aprovechó para quitarle el celular y nuevamente disparó contra Carlos González. “Ese fue el que lo remató”, afirma.
Ante semejante alboroto, el yerno de Miriam, Bismarck Antonio Ortiz Martínez, forcejeó con los delincuentes y también resultó con un impacto de bala en la frente que lo tiene al borde de la muerte.
Ortiz Martínez fue trasladado al hospital Antonio Lenín Fonseca. Asimismo, uno de los hijos de Miriam resultó con un golpe en la cabeza.
Pese a luchar por detener a los ladrones, de identidad aún desconocida, ambos lograron darse a la fuga con el botín en sus manos: un celular Blu de última generación.
FALTA DE SEGURIDAD
Este no es el primer caso que se da en el bario Memorial Sandino. De acuerdo con Darling González, hija del fallecido, en muchas ocasiones se han registrado robos por el sector.
“Aquí no hay seguridad, hay un montón de pandillas y la policía no hace nada, solo vienen por los expendios de droga, pero se van y no dejan a ningún agente para que vigilen”, añadió González.
Miriam destacó que “la seguridad es horrible, ahí es bien peligroso; los ladrones entraron volando balazos a lo descosido, a mi hija también le quisieron disparar, pero se apartó a tiempo”.
Carlos José González Rosales era electricista y aquellos que le conocieron aseguran que era un hombre muy trabajador que nunca tuvo problemas con nadie en el barrio.
Según familiares del difunto, al llegar la policía, al lugar de los hechos, estos le informaron que trabajarán en el asunto para dar con los culpables.