Miedo, desvelos y curiosidad es lo que embarga a pobladores de los sectores periféricos del pueblo de San José de Cusmapa por el aullar de jaurías de coyotes, que desde hace dos meses merodean las viviendas.
Hasta la fecha, uno o dos vecinos ha visto desaparecer las pocas gallinas que hay en los patios. “A nadie le han hecho daño. No hacen nada ¡claro! que si uno los toca sí, ellos tienen que defenderse”, comentó Julia Justina Rodríguez, de 60 años, residente en el enralecido Sector Uno, al oeste del pueblo y colindante con las montañas de pinares.
Justina Méndez Ramírez, del mismo sector de viviendas, aseguró haberlos visto cruzar por el patio de su casa. “Son tamaños animales. Caminan en manada, en grupos de 4 o 5. Usted viera cómo se ponen esos perros, ni quiera Dios”, expresó.
“Yo decía que eso de los coyotes era pura mentira, pero es cierto ahí andan esos animales. Vienen de esos cerros de donde están sacando madera”, agregó.
Deforestación
Según Javier Herrera, una de las personas que telefoneó a El Nuevo Diario para reportar esta situación, nunca habían visto coyotes a orillas del pueblo. “Desde hace dos meses que comenzó el despale de los pinares, los coyotes salieron rumbo al pueblo. Es lamentable también que hayan desaparecido los venados, los conejos, las guatusas y las guardatinajas”, mencionó.
También dijo que hasta la fecha no se ha visto a ninguna autoridad gubernamental preocupada por la protección de la fauna.
Ante la posibilidad de que aparezcan personas con la intención de matar los coyotes, la mayoría de los consultados expresaron su oposición.
Madera gorgojeada
Juan José Velásquez Aldana, secretario del Consejo de Ancianos y representante ante el Gabinete Ambiental del municipio, aseguró que a la gente le falta información sobre lo que verdaderamente está motivando el corte de los pinares.
“Tenemos 68 focos infestados con el gorgojo (descortezador del pino). Yo también era uno de los que me oponía a esta situación (de corte). Preguntaba por qué no cortan solo los árboles infestados, hasta que vino un especialista de la UNA (Universidad Nacional Agraria) y explicó cómo ataca el insecto, que es como una epidemia, que si no se controla, continúa”, expresó.
Mostrando un folleto sobre el tema, explicó que se cortan los árboles enfermos e incluyendo una ronda de 30 metros “para evitar que cuando caiga un árbol enfermo no afecte al sano”. Agregó que hay áreas donde los pinares se muestran sanos, pero en la corteza hay brotes de grumos (resina), provocados por la acción del insecto.
Para evitar que los madereros se excedan, dijo que tienen comisiones territoriales para que solo se corten las matas dentro del área determinada a sanear.
Saneamiento
Velásquez Aldana aseguró que en el municipio no se ejecutan planes de manejo, solo de saneamiento. Añadió que están gestionando apoyo en organismos internacionales para proteger la regeneración y el establecimiento de un vivero de 100,000 plantas para restaurar los focos talados.
“Es verdad que antes no se miraban coyotes, pero puede ser que hayan llegado de otras zonas. A la medianoche se oyen aullar y los pleitos de ellos”, dijo. Los pobladores suponen que los caninos salvajes hayan agotado su base alimenticia y por eso ahora buscan cómo sobrevivir cerca de los humanos.
También entre los cafetales del municipio de Dipilto se ha reportado cruzadas de coyotes, que han salido de las montañas de la cordillera que bordea la frontera con Honduras.
El coyote o Canis latrans, que significa “perro ladrador”, es una especie de mamífero carnívoro de la familia Canidae. Se encuentran principalmente en América del Norte y América Central.