Las manos de Santiago Centeno, originario de Yalagüina, Madriz, transforman el tallo de bambú, hueco y provisto de nudos, en una pieza de arte. La tarea empieza con la selección del material, preferiblemente cosechado en época de verano, cuando tiene menor cantidad de agua y mayor flexibilidad.
Sigue el lavado de la caña y el corte, el raspado de la vara y el secado de las cintas, más otros procedimientos que terminando convirtiendo el bambú en canastas para verduras, para café, pan o frutas, lámparas, cortinas, portaplatos y muebles.
Centeno comparte el trabajo con 14 socios de la Cooperativa de Producción y Comercialización de Artesanías de Bambú de Yalagüina, organizada hace seis años, y quienes desde principios de 2016 están recibiendo asesoría de taiwaneses para mejoramiento en la técnica del tejido.
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“Nos están acompañando a hacer trabajos finos porque antes solo hacíamos canastas para verduras y para cortar café. También ellos nos apoyan con máquinas para hacer muebles, con lo único que tenemos problema es con el material que no nos sirve porque es muy arqueado y los nudos son muy cortos, pero parece que nos van a ayudar a sembrar el bambú grande, el que sirve para muebles”, expresó.
El artesano de 46 años manifestó que las piezas con tejidos avanzados gustan más a los clientes, quienes no dudan en pagar un poco más por este producto, lo que ha representado un aumento en sus ganancias. “Las piezas se pueden comercializar mejor y la economía es mejor para nosotros”, dijo.
El logro de Santiago y de los otros productores de Madriz es posible gracias al Proyecto de Cultivo de Bambú y Mejoramiento de la Eficiencia en la Producción de Artesanías en Nicaragua, que impulsa el Gobierno de Taiwán a través del Fondo de Desarrollo y Cooperación Internacional (ICDF), en coordinación con el Ministerio de la Economía Familiar, Comunitaria, Cooperativa y Asociativa (Mefccca) y el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA).
El proyecto arrancó en enero del 2016 y se prevé que concluya en 2020 con un monto estimado de US$2,517,354. El Fondo plantea como propósito impulsar el cultivo y manejo de tres nuevas especies de bambú, así como el desarrollo y fortalecimiento de las capacidades de producción de artesanos que se dedican al trabajo con este material.
Kun-Mu Cheng, gerente del proyecto, manifestó que en 2016 plantaron 5,000 matas de bambú en 50 hectáreas localizadas en la cuarta región del país. “Fue el año piloto y alcanzamos un 37% de cumplimiento del total”. Adelantó que la meta para los cinco años es de 300 hectáreas en esta y otras zonas del país que aún están por definir.
En el primer año también se estableció el vivero de bambú Campos azules, con una extensión de 2,000 metros cuadrados en el municipio de Masatepe, Masaya, que contiene más de 5,000 plantas.
Capacitación
El trabajo de la Misión Técnica incluyó la capacitación a 185 artesanos para la elaboración de piezas con un acabado de mayor calidad y se le proporcionó asesoramiento a tres talleres de artesanías de bambú seleccionados como beneficiarios piloto en el año 2016.
Cheng manifestó que aunque hay artesanos que tienen muchos años de trabajar a base de bambú, hace falta que mejoren la técnica para dar mayor valor a sus piezas. “Poca gente trabaja el tejido fino, entonces el primer año lo enfocamos en el tejido fino. Ahora vemos que están más contentos porque están vendiendo a mejor precio”, dijo.
La capacitación se les brindó a 64 productores en el tema del cultivo de bambú y se extendió a 47 técnicos del INTA y del Mefccca en el manejo de viveros, una práctica que está muy avanzada en Taiwán. Simultáneamente se completó y publicó un manual de directrices técnicas sobre artesanías de bambú.
Centro de promoción
En agosto del 2016 se inauguró el Centro de Promoción y Diseño de Bambú en el Parque Nacional de Ferias. El local consta de un área de industria, exhibición, taller y área de oficinas.
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El centro está ideado para capacitar, promocionar, exhibir y comercializar las piezas de los micros y pequeños productores y artesanos de bambú, quienes a través del adiestramiento podrán mejorar la calidad, el procesamiento y la competitividad de su trabajo.
“Con este proyecto desarrollado por el Gobierno de Taiwán y el Gobierno de Nicaragua se está dando un impulso muy sustancial al desarrollo de la agroindustria rural de las familias campesinas, el cual tendrá una incidencia positiva en el aumento de la productividad y mejorar la calidad de las artesanías de bambú”, dice el documento oficial. El taller cuenta actualmente con 16 máquinas industrializadas traídas de Taiwán, que son manejadas por varios técnicos.
De acuerdo con los cooperantes, en 2020, al finalizar el proyecto, Nicaragua contará con una base sólida para desarrollar la industrialización del bambú, aumentando así la eficiencia y competitividad. Los artesanos verán aumentar sus ingresos en un 50%, aproximadamente. También se habrá capacitado a 200 protagonistas y técnicos del Mefcca para que transfieran esos conocimientos.
La asistencia taiwanesa
En declaraciones a El Nuevo Diario, el subsecretario general del Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional (ICDF), Pai-Po Lee, explicó que la agencia está dedicada a apoyar a los países aliados en vías de desarrollo. “Comenzamos en 1959 en Vietnam, luego África, América Latina y Asia del sur. Empezamos enfocándonos en la agricultura, sobre todo en el cultivo de arroz y otros granos, después lo ampliamos a acuicultura, ganadería y artesanía, incluso hoy tenemos asistencia en asesoría de comercio internacional, servicios médicos e informáticos”, dijo.
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Actualmente la agencia trabaja en cuatro campos alrededor del mundo: inversión y cooperación, asistencia humanitaria, educación y protección del medio ambiente, cuyo presupuesto anual es de unos US$100 millones.
“América Latina es una de las regiones más importantes para nosotros. Ocupa como el 60% de nuestro presupuesto y cada país alberga diferentes proyectos: algunos se dedican más a agricultura, otros a acuicultura o ganadería y otros dan más importancia a la salud pública o también a industria informática y telecomunicaciones”, precisó.
Innovación para mejorar producción de arroz
Asistencia•
Por las características de Nicaragua, los proyectos de ICDF están enfocados en el tema agrícola. Por eso además del bambú está en ejecución el Proyecto de Cooperación Técnica de Investigación e Innovación para Mejorar la Productividad del Arroz en Nicaragua, cuya inversión es de US$5,568,186.
Dicha cooperación tiene como propósito incrementar el suministro de arroz de buena calidad, desarrollar y generar nuevas variedades de semillas y desarrollar capacidades de investigación e innovación en protagonistas y técnicos.
Hace pocos días el gerente del proyecto, Roberto Pan, presentó al Gobierno los principales avances en el primer año de ejecución. De acuerdo con Pan, se desarrolló una nueva variedad de semilla de arroz secano capaz de adaptarse a las condiciones del cambio climático y hubo un aumento en el rendimiento en 15 Bancos Comunitarios de Semillas (BCS), que permitió que la cosecha por manzana pasara de 40 quintales (antes del proyecto) a 54 quintales.
El proyecto es ejecutado conjuntamente por el INTA y la Misión Técnica de Taiwán, dirigido por Pan y cuatro especialistas taiwaneses.
Según la sede diplomática, en el encuentro el codirector del INTA, Miguel Obando, dijo que este 2017 será un año de relanzamiento del programa, puesto que los técnicos ya cuentan con nuevas semillas en los 15 BCS y habrá 145 productores de arroz secano, quienes participarán en el programa de producción. Adelantó que se construirán más BCS.
La meta del proyecto es producir 23,000 quintales de semilla de arroz secano de calidad en 2020, que representará un incremento de productividad, del 34% registrada en el 2016 a un 70% en 2020, a través de los 155 BCS a nivel nacional, y significaría lograr una cobertura de 19% en el uso de semilla de calidad, beneficiando de esta forma a 1,200 productores.
Producción de frijoles
Agro•
La agencia ejecuta el Proyecto de Investigación, Desarrollo y Producción de Frijoles Comunes en Nicaragua, entre otras cosas, pretende apoyar a pequeños agricultores que viven en zonas remotas del país para que consigan semillas de frijol mejoradas. Dicho proyecto plantea establecer una parcela de reproducción de semillas de frijol (o banco de semillas) que mantenga un contacto directo con los productores.
Según datos de la agencia, en 2016 se instalaron 26 bancos de semillas en las regiones IV y VI de Nicaragua, y arrancaron los trabajos para la construcción de un sistema de riego en la finca experimental del INTA, donde pretenden mejorar variedades locales de frijol y desarrollar nuevas variedades resistentes a los efectos del cambio climático. El monto de la inversión por parte de los taiwaneses es de US$3,461,331.
El doctor Lee apuntó que para asegurarse que los programas tengan un impacto directo en las personas que verdaderamente lo necesitan, estos deben pasar por un estudio muy rígido. “Primero, se presenta el proyecto y aquí (en Taiwán) lo estudiamos, luego diseñamos la forma en que lo vamos a desarrollar. Después, en la etapa de ejecución hay mecanismos de supervisión, por ejemplo, cada medio año enviamos un supervisor para ver si todo avanza según lo programado. Una vez que termina el trabajo, hacemos una evaluación para ver si el proyecto alcanzó la meta prevista”, precisó el alto funcionario.
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