¿Se puede hacer una pausa en un drama como el que vivimos condenados por los ambiciosos de poder que no les importa exterminar? No lo creo, pero inevitablemente, dos equipos sin ningún parecido en sus estilos de juego, con diferentes niveles de desgaste físico, aunque igualmente determinados y ansiosos en la búsqueda de la victoria, como los ejércitos de Aníbal y Escipión, se enfrentan hoy en Moscú entre un oleaje de intrigas, con la Copa del Mundo 2018 en disputa.
Ahí estarán, más allá de nuestros lamentos, frente a frente, Francia y Croacia, en una final imprevista, con el planeta empinado sobre una gran expectación. ¿Quién prevalecerá? Con todo lo que hemos visto, la búsqueda de esa respuesta nos obliga a incursionar en el mundo del acertijo.
Una final de Copa del Mundo, ha sido desde siempre, un duelo a corazón abierto con fuego en la sangre. Se siente en cada uno de “los combatientes” por el título, ese inconfundible aliento de dragón. Se trata de una lucha contra la presión en crecimiento minuto a minuto.
En un torneo de brutal desgaste físico y mental, vives hasta que mueres, como dice Truman Capote en su obra maestra “A sangre fría”, y poco importa como mueres, porque los muertos quedan en abandono y todos los reflectores van hacia los vencedores. Es lo que buscan hoy la chispa de Francia capaz de improvisar entre las más exigentes complicaciones, y la bravura de Croacia, que ha demostrado poder fabricar milagros, como lo sería, ganar esta Copa del Mundo.
El arranque de Croacia
Fue Croacia no Francia, el equipo que atravesó la fase de grupos haciendo sonar los tambores, ganando sus tres juegos, incluyendo el calificado cumbre contra la Argentina de Lionel Messi, por 3-0, con goles de Rebic, Modric y Rakitic. Antes, el equipo croata doblegó a Nigeria 2-0, y cerró superando sin apuros 2-1 a la batalladora Islandia. En su grupo, Francia se vio un poco desteñida.
Ganó dos juegos en forma apretada y empató 0-0 con Dinamarca, en lo que ha sido calificado, el peor juego de esta Copa. Sus victorias fueron 2-1 contra Australia haciendo flotar interrogantes, y 1-0 frente a Perú, equipo que logró algunos atrevimientos. Así que salió mejor valorada Croacia que Francia en la primera etapa.
A partir de los duelos de vencer o morir, esta impresión cambió. Francia sacó del escenario al equipo de Argentina en octavos imponiéndose 4-3. Fue un marcador engañoso porque Francia se mostró superior en su accionar y no debió haber pasado el susto de ver amenazante a Mezza con la posibilidad del empate contrarreloj.
Dos goles de Mbapeé fueron decisivos. Croacia en tanto, se vio forzada a extenderse a tiempo extra después de 1-1 con Dinamarca, y avanzar por medio de la definición por penales. Ahora Francia estaba siendo mejor vista que Croacia. Su juego, rápido y preciso aunque con menor posesión, era más seductor que el croata, y sus individualidades eran más desequilibrantes.
Francia en crecimiento
En cuartos de final, la victoria de Francia sobre Uruguay por 2-0 aprovechando la ausencia del lesionado Cavani, confirmó que la tropa de Deschamps se encontraba en crecimiento, mientras Croacia, llevada al sufrimiento extremo por Rusia, tuvo que resignarse a un empate 1-1 lamentando ver a Modric fallar un penal. Fue necesario una nueva definición desde los doce pasos, para que Croacia se impusiera 4-3, con Modric acertando y Rakitic rematando…
Cada vez mejor Francia, en contraste con Croacia siempre angustiada. Y en semifinales, Francia derrota a Bélgica 1-0 con el cabezazo de Umtiti, en tanto Croacia, en una actuación épica, arrebata 2-1 a Inglaterra en un alarde de resistencia. De esa forma, quedó dibujada la final del 2018.
Se considera más consistente la defensa francesa, con Pavard y Lucas Hernández, agregados a los poderosos centrales Umtiti y Varane; sin embargo, se le concede más incidencia al medio campo agilizado por Modric y Rakitic, sin la facilidad de romper cadenas que garantizan Pogba, Kante y Matuidi, como contactos directos con Griezmann y Mbapeé, sin perder de vista al hasta hoy poco útil Giroud; adelante, más temible la capacidad de penetración de Francia, pero si Perisic se encuentra restablecido y Mandzukic se hace sentir, aún entre irregularidades, Croacia va a poder ejercer suficiente presión mientras tenga piernas.
Entusiasmo agujereado
Entre el drama que vivimos, con nuestras ilusiones patrióticas ensangrentadas, gimiendo dramáticamente, Francia y Croacia dos equipos ajenos al terrorismo de estado impuesto aquí a la población, se verán las caras hoy en Moscú.
Hace cuatro años pensaba, es la final, se siente en la piel, en los latidos del corazón, en la inquietud del alma, en la ansiedad que nos aguijonea, en el masticar de uñas. Pero hoy, con el entusiasmo agujereado, no resulta fácil separar lo sagrado de lo profano en los vaticinios, sobre todo en una final de Copa del Mundo, tan expuesta a riesgos.
Como la mayoría de los observadores, pese a lo grandiosa que a ratos ha sido Croacia con Modric moviendo los hilos, haciendo circular la sangre y fajándose contra todo tipo de inconvenientes, veo ganador a Francia.
Eso sí, sudando horas extras, rechinando los dientes, zigzaguendo en el valle de las angustias, quizás, con Mbapeé agigantado saltando hacia el balón de oro. ¡Qué nos importa todo eso si en Nicaragua se consigue vivir en un país mejor! Una tarea ineludible, que es de todos sin exclusiones.