Estimado lector, una vez que Nicaragua supere la situación actual y se haya fortalecido el proceso electoral, tendremos elecciones presidenciales y el sector empresarial propiamente dicho, junto a su alta dirección, debería incorporar este elemento en sus decisiones tácticas y estratégicas.
A esta incorporación se reduce el análisis del entorno y especialmente, el análisis del “riesgo político”. Sin embargo, como dice la doctora Condi Rice, ‘el análisis del riesgo político no consiste en adivinar el futuro, sino en prepararnos lo mejor posible para lo que nos pueda deparar”.
Y aunque yo sé que uno puede trabajar para forjarse su futuro, nunca confunda sus deseos con las probabilidades de ocurrencia de los mismos, ya que son dos cosas diferentes.
Recordemos que al realizar este tipo de análisis, los errores más comunes que se podrían cometer son dos.
En primer lugar, creer ingenuamente que el futuro será exactamente idéntico al pasado, un pasado que por nuestros sesgos y preconcepciones nosotros mismos hemos definido como “pasado”.
Y en segundo lugar, realizar este análisis con “mentalidad de búnker”, es decir, sin un buen “abogado del diablo”, concepto que como usted sabe fue creado por la Iglesia católica hace ya varios siglos en los procesos de canonización; y al utilizar esa mentalidad, rechazar cualquier planteamiento que no sea consistente con sus propios deseos o prejuicios.
En este caso, el ejemplo típico podría ser llegar a creer ciegamente que lo que ocurrió en las elecciones del 90 en Nicaragua se repetirá exactamente igual en las próximas elecciones presidenciales y de diputados a la Asamblea Nacional.
Podría ser que así ocurra, pero podría ser que no y, por lo tanto, yo no metería mis manos al fuego por ese “único escenario posible”. ¿Usted lo haría? Si lo hace, antes de hacerlo, por favor, pregúntese en qué se parecen y en qué se diferencian ambas situaciones.
Ahora, si luego de realizar su diagnóstico correctamente, usted encontrara diferencias importantes entre una situación y otra, por favor, considere, aunque solo sea por razones académicas, otros escenarios.
Para que su diagnóstico tenga valor, hágalo con la mente abierta, ya que de lo contrario, en lugar de un diagnóstico, usted estará realizando una verificación forzada de su hipótesis inicial.
Por ejemplo, ¿consideraría usted un escenario en el cual, producto de las reformas al proceso electoral para fortalecer la democracia se produzca una proliferación de partidos y agrupaciones políticas que, ya con su propia personería jurídica decidan hacer uso de la misma y participar por su cuenta en las próximas elecciones? ¿Qué pasaría en la Asamblea Nacional si las reformas contemplaran las candidaturas uninominales a las diputaciones nacionales y departamentales? Que pasaría si, debido al surgimiento de un buen número de nuevos partidos políticos, y debido a la falta de una “marca” fuerte o de un líder “arrollador”, el voto es “cruzado”? Recordemos nuevamente que la Asamblea Nacional queda conformada con los resultados de “la primera vuelta”.
¿Consideraría usted que, dadas estas posibilidades, el verdadero poder político se defina en la Asamblea Nacional y no en la elección presidencial?
Si, según su análisis, este escenario fuera una posibilidad, ¿cuáles serían las tres decisiones más importantes que, como empresario, debería tomar? ¿Y qué recomendaciones le brindaría al partido político de su preferencia, si es que lo tiene?
Posiblemente en este momento usted se incomode porque yo lo esté sometiendo a este tipo de cuestionamiento, ya que no es esto lo que usted desea escuchar y, como consecuencia de ese malestar, ya no continúe leyendo mis próximos artículos en El Nuevo Diario.
Si ese es el caso, no hay problema, y continuamos siendo amigos. Pero le aseguro que si se somete a este tipo cuestionamiento ahora, en el futuro me lo podría estar agradeciendo. ¡Qué humildad la mía! y recuerde que yo no le estoy pidiendo adivinar el futuro, ya que si pudiéramos hacerlo, seriamos millonarios (yo me dedicaría a comprar lotería y de la buena); lo que le estoy pidiendo es que se prepare lo mejor posible para lo que ese futuro le pueda deparar a su empresa y al entorno en el que vaya a operar.
Y para concluir, aunque cada día que pasa, el escenario más probable se nos va perfilando cada vez más y con más facilidad, como dice la doctora Condoleezza Rice: “la política es un negocio muy peligroso, ya que nadie sabe cómo se desarrollará la historia”. Por lo tanto, nunca se olvide del famoso “Cisne negro”.
nramirezs50@hotmail.com
* Doctor en Derecho y Economía