La hoja de papel quedó inmóvil sobre el escritorio, como la mano izquierda del profesor Edwin Reyna Parrales, quien no pudo juntar sus cinco dedos para tomar y levantar el documento que pesa menos de 100 gramos. Reyna Parrales (65 años y oriundo de Rivas) sobrevivió de milagro a un accidente de tránsito la tarde del 22 de febrero de 2017, cuando iba en su motocicleta y lo impactó un vehículo conducido por una persona en estado de ebriedad, quien iba en sentido contrario e invadió carril.
El choque ocurrió en el kilómetro 115.8 de la carretera que une a la ciudad de Rivas con Tola, donde Reyna Parrales quedó tendido, tan solo 5 minutos después de haber salido de su casa.
“Me catapultó y caí inconsciente, con golpes en la cabeza y trauma de tórax y al llegar al Hospital Antonio Lenín Fonseca me logran salvar la vida, pero me dicen que mi brazo izquierdo estaba muerto por lesión de plexo braquial y esto me ha cambiado la vida por completo”, explica.
No solo el brazo izquierdo quedó “muerto”, sino también la mano de Reyna Parrales, quien no tiene fuerza para mover esa extremidad y perdió toda la sensibilidad.
El accidente de tránsito provocó al profesor rivense una lesión de plexo braquial, conocida popularmente como “brazo de trapo”, que deja sin funciones y sin sensibilidad las extremidades superiores afectadas, dice el cirujano ortopedista Ernesto Ruiz Calero.
El plexo braquial
Detalló que el plexo braquial es una red que incluye cinco nervios que se originan en la médula espinal y que luego se desplazan por el cuello, hombro, brazo y mano.
Ese circuito permite a las personas controlar las funciones sensitivas y motoras y dar vida a los miembros superiores.
“Pero en los accidentes de tránsito de motos, las lesiones de plexo braquial se están volviendo frecuentes, porque al momento de la colisión o la caída se produce un estiramiento entre el hombro y el cuello, ocasionando la avulsión (desgarre) de los nervios y, por ende, el brazo pierde sus funciones”, agrega Ruiz Calero.
Es el caso del profesor Reyna Parrales, cuya mano izquierda fracasa en la simple tarea de tomar y levantar la ligera hoja de papel que sigue intacta sobre un escritorio.
Según el médico Ruiz Calero, la lesión ocasiona flacidez, sensación de hormigueo, pérdida de la masa muscular y debilidad en el brazo y mano afectado, debido a su inactividad.
Antes del 2012, los casos eran pocos, de 2 a 3 al año, comenta Ruiz Calero, quien atiende en el Hospital Antonio Lenín Fonseca, de Managua, a los pacientes de diferentes partes del país que llegan con esta lesión.
Pero a partir del 2013, en el hospital capitalino se ha registrado un aumento: entre 80 y 90 casos por año.
Según el médico, la cifra debe ser mucho mayor, ya que no atienden todos los casos que se registran en Nicaragua porque en algunos hospitales regionales, donde el personal desconoce de la lesión del plexo braquial, no transfieren a los pacientes.
“Esta era una lesión poco frecuente, pero con el aumento de los accidentes de motos se ha vuelto común, a partir del 2012 recibí en mi consultorio a pacientes con problemas de plexo braquial, pero considero que en algunos centros hospitalarios aún hay desconocimiento de estos casos porque no son diagnosticados a tiempo ni transferidos al Antonio Lenín Fonseca, que es donde se valora y da repuesta a este tipo de pacientes”, alerta.
El año pasado los motociclistas estuvieron involucrados en 10,504 accidentes de tránsito y murieron 352 de ellos, lo que representa el 48% del total de fallecidos en choques, de acuerdo con el Anuario de la Policía Nacional.
El informe agrega que el año pasado 1,336 motociclistas sufrieron lesiones en los choques, una cifra que supera fácilmente a los afectados que iban en carros, camionetas, camiones u otro tipo de vehículos.
Desconocimiento
Frente a la hoja de papel que está sobre el escritorio, el profesor Reyna Parrales admite que él no sabía nada de la lesión de plexo braquial. Tampoco conocía de las duras consecuencias.
Cuando este hombre se informó de su situación, ya estaba en depresión.
Reyna Parrales recuerda que, meses después del accidente de tránsito, estaba de pie en su finca, en Rivas, pero sin poder dedicarse a sus labores cotidianas, como ordeñar a las vacas.
“El 95% de los pacientes que recibimos (en el Hospital Lenín Fonseca) es por accidente en motocicleta y principalmente son de Managua y personas remitidas de los hospitales de León, Jinotepe, Rivas; pero del norte, centro y Caribe de nuestro país no recibimos y posiblemente es debido a que desconocen que acá hasta realizamos cirugías con una brigada francesa”, dice el doctor Ruiz Calero.
La brigada francesa
Desde 2009, en el Hospital Lenín Fonseca un grupo de cirujanos ortopedistas franceses practica cirugías gratuitas a los pacientes con la lesión de plexo braquial.
“Las cirugías de plexo braquial empezaron a practicarse anualmente y de manera gratuita desde el 2009 por medio de las gestiones que realicé con tres cirujanos ortopedistas franceses que me impartieron clases en Francia y el esfuerzo ha rendido sus frutos”, afirma Ruiz Calero.
Los franceses especializados en microcirugías llegan cada año a Nicaragua y realizan entre 36 y 40 cirugías.
“Las cirugías consisten en realizar injerto de nervios en casos de pacientes que tienen avulsión de los 5 nervios, y en caso de lesiones de plexo braquial parcial se practican neurotizaciones para dar vida a nervios que están muertos y lograr que el paciente logre flexionar el codo y mejore la función del hombro y se reincorpore en algunas actividades laborales”, precisa Ruiz Calero.
Cada intervención, explica, en el extranjero tiene un costo de 60 mil dólares y para que tengan éxito deben practicarse a más tardar 24 meses después de que una persona sufre la lesión, porque se trata de una reconstrucción de nervios.
Esperanzas
Dos años después y tras una cirugía practicada por la brigada de los franceses, el profesor Reyna Parrales dice que siente un poco de alivio y cree que podrá mejorar.
Su esposa lo respalda en todo momento con las terapias.
El doctor Ruiz Calero indica que el respaldo de la familia es importante, porque estas lesiones del “brazo de trapo” también dejan a los pacientes con daños sicológicos.
Es la situación del veterinario de Jinotepe José Ramón Aburto (de 24 años), quien la noche del pasado 2 de febrero, estando a dos kilómetros de su casa, perdió el control de su moto, chocó contra un poste y sufrió la lesión del “brazo de trapo”.
“No sentía nada en mi brazo y fue cuando me dijeron que era lesión de plexo braquial parcial y ha sido duro, porque yo era activo en el negocio donde trabajaba. Conducía, cargaba sacos de concentrado, disponía de mi propio tiempo, pero esto me ocasionó un giro de 180 grados y también me ha afectado la parte económica”, reconoce Aburto.
Este joven ahora espera a la brigada de los franceses para ser intervenido este mismo año.
Dice que está entusiasmado y con grandes expectativas, porque el doctor Ruiz Calero le dijo que su caso tiene solución y grandes posibilidades de recuperar en un 100% las funciones de su brazo lastimado.
Tal vez este veterinario muy pronto pueda curarse de la lesión del “brazo de trapo” y, entonces, él sí será capaz de levantar una hoja de papel.