No es un truco mágico, pero cuidar la piel con hielo es una forma muy natural y económica para mantener el bienestar del cutis partiendo del hecho que la temperatura fría es mucho más beneficiosa que la templada o la caliente. A partir de esta premisa, son muchos los trucos de belleza a los que podemos recurrir para conservar un cutis joven siempre listo para lucirse con el mejor de los maquillajes.
Según se expone en la página Bellísima, las pieles maduras por ejemplo encuentran en el hielo un gran aliado para disminuir las arrugas que suelen aparecer alrededor de los labios o en el contorno de ojos, puesto que el frío consigue potenciar la elasticidad, misma que cuando se pierde genera las llamadas arruguitas. Asimismo, es posible disminuir la flacidez masajeando en círculos, eso sí, sin exagerar porque también podrías hacerte daño en caso de que tengas un cutis muy sensible.
Aplicar hielo en el rostro es una buena estrategia para tonificar e hidratar, y más aún cuando necesitás ese efecto de conseguir una piel fresca que ocasionalmente ni el maquillaje puede lograr. Tené presente que no debés ponerlo directamente sobre el rostro, envolvé el cubo de hielo en una toalla o pañuelo suave para que no haga contacto directo.
Muchos expertos en maquillaje aconsejan que después de una limpieza facial se deben poner compresas frías en el rostro y posteriormente, empezar con la aplicación de los cosméticos pues es una manera de garantizar mayor duración. Habituarse a este tipo de cuidados para el rostro toma algo de tiempo, pero una vez que empiezan a formar parte activa del ritmo de vida se vuelven vitales para transformar por ejemplo un aspecto opaco y cansado en un rostro lleno de energía y luminosidad. Entonces, tenés a mano un tratamiento cosmético natural y simple que se adapta a cualquier edad y rejuvenece casi que de inmediato.
- 15 minutos diarios debés dedicar al rostro para su cuidado con hielo.