Los antidepresivos, en vez de hacerle un bien la dejarán con los pelos de punta en el embarazo, y no es para menos. De acuerdo con una reciente investigación, tomar este tipo de fármacos durante el segundo y el tercer trimestre de gestación, aumentan el riesgo de tener un hijo con trastorno autista.
El estudio, realizado por un grupo de expertos de la Universidad de Montreal, Canda, señala que la exposición a estos medicamentos está asociada a mayores probabilidades de aborto, malformaciones congénitas, hipertensión gestacional, prematuridad y bajo peso al nacer. Respecto al riesgo de autismo, pocos son los estudios que se han adentrado en esta relación.
Puesto que las previsiones apuntan que la depresión será la segunda causa de “incapacidad” en el mundo y por lo tanto los antidepresivos se seguirán utilizando, incluso en el embarazo, es una prioridad de la salud pública contar con mayor información sobre los efectos a largo plazo en el desarrollo neurológico de los niños cuando se utilizan durante la gestación, argumenta uno de los responsables de esta investigación, Anik Bérard, de la facultad de Farmacia de la Universidad de Montreal.
En este sentido, Bérard y su equipo decidió analizar los casos de todos los embarazos y bebés nacidos en Quebec entre enero de 1998 y 2009, desde el momento de la concepción hasta los diez años. De las 145,456 nuevas vidas, 1,054 tenían un diagnóstico de autismo, dándose cuenta así que cualquier uso de antidepresivos puede aumentar el riesgo de esta enfermedad en un 87%.
Asimismo, la enfermedad podría estar relacionada por el grave impacto ocasionado por la depresión, ya que la futura madre puede comer mal, no toma vitaminas prenatales, falta a las citas con el médico y realiza conductas riesgosas como fumar o beber alcohol.