Quantcast
Channel: El Nuevo Diario • Nicaragua
Viewing all articles
Browse latest Browse all 59615

El sol brilló en la noche - El Nuevo Diario

$
0
0

Según nosotros, obviamente al impulso de la fuerza de la costumbre, el beisbol era para jugarse de día, no de noche. Eso fue lo que siempre pensó Mr. Wrigley, el dueño de los Cachorros de Chicago, reacio a instalar la luz de las candilejas en su parque. Sin embargo, después de la abrupta finalización de la primera liga profesional en el terruño, durante septiembre de 1956, el sueño de poder disfrutar del beisbol nocturno adquirió forma, consiguió suficientes fondos,  y pisó el acelerador. ¿Cómo olvidar aquella noche del 16 de febrero de 1957? Era un sábado, y mientras mi padre y yo avanzábamos hacia el Estadio, casi trotando, escuchando las canciones rancheras y de la Sonora Matancera, que sonaban en cada uno de los salones cerveceros que se encontraba en el trayecto, nuestra imaginación volaba junto al sueño a punto de convertirse en algo real: la aparición del sol en la noche, el grito de ¡Play Ball! y a jugar pelota.

Unos 22 mil aficionados se encontraban en ese “Coloso de Concreto” que era el Estadio Nacional en su décimo aniversario, cobijados por la mas pura emoción frente a un hecho histórico para el deporte pinolero. Por vez primera, se jugaría beisbol con las luces de los bombillos. ¡Qué maravilla! En las graderías, todos estábamos con los “spikes” puestos.

CAMILO CONTRA “EL TORO” Camilo Pascual fue el abridor por las Estrellas de Emilio Cabrera.

Un big leaguer activo y en desarrollo, el derecho Camilo Pascual, de 23 años, con apenas cuatro de estar trabajando desde la colina de los sufrimientos para 

los oscurecidos Senadores de Washington, finalmente un constructor de 36 blanqueos, 6 más que Denis al momento de retirarse después de 18 temporadas en la Gran Carpa, con dos temporadas de 20 o más triunfos, fue el pitcher abridor por las Estrellas de Emilio Cabrera. Por el Cinco Estrellas de nuestro beisbol, otro derecho, Alejandro “El Toro” Canales, el exuberante vencedor de Cuba en la Serie Mundial de 1952, en ese momento quemando sus últimos cartuchos, fue la escogencia del mánager Stanley Cayasso, para intentar fajarse con el trabuco visitante.

Todos queríamos ver en acción a Willie Miranda, el formidable short stop de los Orioles, limitado a 124 y 100 hits en las campañas del 55 y el 56, pero un producto de la fantasía como fildeador, que había estado con los Yanquis en 53 y 54. En ese infield, Willie funcionaba con Amado Ibañéz en segunda, con agregados tan llamativos como Edmundo “Sandy” Amorós, el guardabosques de la monumental atrapada en la Serie Mundial de 1955 jugando para los Dodgers de Brooklyn; Tony Taylor, quien debutó en 1958 con los Cachorros de Chicago, tenía 22 años; Carlos Paula que se había despedido de los Senadores después de haber estado tres temporadas intentando convencer; y el fiero Panchón Herrera, sometido a observación por los Filis, quienes finalmente le abrieron espacio durante las campañas del 58, 60 y 61, para verlo conectar 31 jonrones.

Qué maravilla, en las graderías, todos estaban con los “spikes” puestos.NO IMPORTÓ LA PALIZA

Consideren un equipo con esa “armadura” y el hecho histórico de ver el primer juego con luz artificial. Eso explica el alboroto mayúsculo provocado en aquella Managua, con cara difícilmente maquillada de pueblo grande y polvoriento, pero con mucho aliento. Los cubanos ganaron fácilmente 14 por 1 con una ofensiva de 18 cohetes, que incluyó jonrones de Angel Scull contra Goyito López y Enrique Izquierdo frente al pitcheo de Jonathan Robinson, vencedor de Cuba 17 años antes en la Serie Mundial de 1940. Pero ¡Qué importaba el marcador! Un line-up cargado de peloteros Triple A y algunos big leaguers, era demasiado para los Tigres que produjeron su único rugido en el cuarto inning. Eduardo Green conectó un doble contra Pascual, y Momo Niño Obando continuó con hit impulsador. Única señal de vida.

Pascual ponchó a nueve bateadores en las siete entradas que lanzó. Lo relevó Julio Guerra, quien después de dominar a Argelio Córdoba con roletazo a tercera en el octavo, ponchó consecutivamente a Fito García, Eduardo Green, Momo Niño, Pedro Naranjo y Ken Taylor,  para cerrar el juego.

La tropa de Cabrera se volcó rápidamente sobre Canales en el propio inicio del juego. Todavía estábamos frotando nuestros ojos, cuando Angel Scull disparó un hit, Willie Miranda siguió con doble, y Carlos Paula los impulsó con sencillo. ¡Diablos!, pensamos. No volveremos a parpadear. Los cubanos, con Scull y Paula bateando cuatro hits cada uno, sostuvieron una presión agobiante sobre el pitcheo de los Tigres. El cubano David Jiménez entró por Canales, y luego desfilaron Goyito López, Edmundo Roberts y Johnathan Robinson.

UN TRIPLE PLAY

El infield nica realizó un triple play en el octavo inning. René “Látigo” Gutiérrez, un pitcher bateando como emergente por Pascual, conectó hit y Scull fue boleado.  Willie Miranda bateó por el piso hacia tercera y sacaron a Scull en segunda doblando a Miranda en primera. Mientras eso ocurría, Gutiérrez, se lanzó a la conquista del home y fue atrapado, muriendo en un corre y corre. En el segundo juego, las Estrellas de Emilio Cabrera derrotaron 10 por 4 al Granada, y en el tercero, ante 15 mil en Managua, perdieron 8-7 contra un combinado que utilizó como abridor al cubano Evelio Hernández. El relevo que hizo Johnathan Robinson, como reemplazo del agredido Roberts en el sexto, fue muy bueno, limitando al enemigo a solo una carrera.

Pueden resumir esa noche histórica con números, con palabras, cerrar los ojos y ver cuales de las imágenes congeladas aparecen en la pantalla de tu cerebro, y por supuesto, quedarse con el recuerdo imperecedero, ese que puede desvanecerse ligeramente, pero nunca se va. Lo comprobamos en estos días, 60 años después.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 59615

Trending Articles