Russell Westbrook y Kevin Durant, compañeros de equipo durante ocho temporadas en Oklahoma City, ahora casi son enemigos jurados, pero dejarán a un lado sus diferencias para el Juego de Estrellas de la NBA hoy en Nueva Orleans.
Desde el pasado mes de julio, Westbrook tiene una misión: demostrar a Durant, que se mudó a los Golden State Warriors, que el OKC va muy bien sin él. Si el Thunder ocupa un modesto séptimo lugar en la Conferencia Oeste (32-2), distante de los líderes Warriors (47-9), Westbrook, líder anotador del campeonato 2016-17 (31.1 puntos por partido) lleva una temporada impresionante.
“Estoy deseoso de participar en el Juego de las Estrellas”, insistió el astro de OKC después de su 27º “triple doble” en 57 partidos el miércoles en la victoria contra los New York Knicks (116-105). “Quiero aprovechar al máximo este fin de semana”, dijo Westbrook, desestimado entre los cinco titulares para el Juego de las Estrellas, dada la combinación de votos del público, los jugadores y los medios de comunicación.
Debe brillar
Aunque saldrá de sustituto, Westbrook debe brillar en la gala del domingo cuando se enfrenten los mejores jugadores de las Conferencias Este y Oeste. En 2015 y 2016, fue nombrado Mejor Jugador del partido de Estrellas al anotar 41 y 31 puntos, respectivamente.
Pero este Juego de Estrellas de 2017 es especial para Westbrook: el favorito para el trofeo de Mejor jugador de la temporada (MVP) se enfrentará a su antiguo alter ego Kevin Durant, uno de los cuatro jugadores de Golden State seleccionados para el juego, junto con Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green. Los cuatro jugarán bajo la dirección de Steve Kerr, entrenador de los Warriors.
Pero esta perspectiva no parece que le moleste a Westbrook, a menos de una semana después de un acalorado duelo entre Oklahoma City y Golden State en la que no dejó de provocar a Durant.