La presencia en el diálogo del Nuncio apostólico en Nicaragua, Stanislaw Waldermar Sommertag, y del enviado especial de la OEA, Luis Ángel Rosadilla, legitima y da credibilidad a las negociaciones entre la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y el gobierno, explica el experto en temas de negociación, Francisco Diez.
Luego de tres días de impase, la Alianza Cívica y el gobierno volvieron esta semana al diálogo, con el compromiso de excarcelar a los manifestantes.
- Contenido exclusivo: En un diálogo, si no hay consenso no hay decisiones
Ese acuerdo se dio durante negociaciones en la Nunciatura en Managua, con la presencia del Nuncio y del enviado de la OEA, según indica un comunicado divulgado la noche del miércoles.
Para Diez, un especialista argentino en acuerdos de paz, ni el Nuncio ni la OEA pondrán en juego su prestigio en un diálogo que no tendrá resultados.
“Es completamente fundamental la presencia de terceros aceptados y respetados por ambas partes en una negociación. En el caso específico de Nicaragua, es un gran avance porque lo que necesita este proceso es credibilidad y legitimidad, dos elementos que los terceros que ahora participan pueden aportar. La Iglesia y la OEA son instituciones que no van a empeñar su prestigio en un ejercicio hipócrita, por lo tanto su presencia jerarquiza el proceso”, señala Diez.
Este es el segundo proceso de diálogo que se da en Nicaragua. En el primero, que se instaló el 16 de mayo pasado, las partes no alcanzaron un acuerdo para resolver la crisis, que deja más de 325 muertos, miles de exiliados, más de 600 protestantes en prisión y una economía en caída libre.
Acuerdos posibles
Tras el acuerdo de esta semana, de excarcelar a un “núcleo considerable” de protestantes, surgieron muchas críticas de diversos sectores, en vista de que no se confirmó la salida de todos los manifestantes.
Diez explica que este tipo de acuerdos no deben ser considerados ni buenos ni malos, porque debe imponerse la realidad.
“Los acuerdos no son correctos o incorrectos en sí mismos, sino que antes que nada, tienen que ser ‘posibles’, es decir hay que comprometer solamente aquello que es realizable. Además, hay que estar preparados para que el público no entienda los acuerdos o critiquen todo lo que suceda en el proceso de diálogo”, dice Diez.
El experto agrega que los negociadores deben estar conscientes de que “su trabajo no es para ser felicitados por el público, sino para servir a su país de la mejor manera posible, dadas las circunstancias”.
“Suele suceder que en los procesos de diálogo y pacificación casi nunca satisfacen las aspiraciones del universo mediático. Ese universo de medios y público siempre demanda soluciones espectaculares y mensajes simplificados y breves, y eso no es lo que ocurre en la mayoría de las negociaciones, que tienen que lidiar con las complejidades del mundo real. La recomendación general es ser tan transparentes como sea posible y estar preparados para ‘blindar’ el proceso frente a las críticas impiadosas de medios y público, poniendo por encima de los egos y las cuestiones de imagen, la responsabilidad frente al destino del país”, manifiesta Diez.
La opinión pública
Ante un descontento por la falta de acuerdos inmediatos, Diez menciona que se debe impulsar una “tarea pedagógica” para insistir ante la opinión pública que “lo que se busca a través del diálogo no es una ‘victoria’ sobre la otra parte, sino un proceso de construcción de consensos que deben ser aceptables para todos”.
“Esa tarea pedagógica requiere paciencia y cuidado, afinando las comunicaciones conjuntas de la mesa y de los terceros, sobre todo enseñando al público que estos procesos son complejos y no producen nunca cambios súbitos. Pero hay que estar preparados para soportar las críticas y el desencanto y ser capaces de sostener el proceso y cuidar el espacio construido, porque solamente a partir de ese espacio será posible generar soluciones sostenibles sin violencia”, detalla.
La crisis de Nicaragua comenzó el 18 de abril de 2018, tras unas reformas al INSS. Casi 11 meses después, gobierno y Alianza Cívica negocian por segunda vez una solución pacífica a las difíciles condiciones.
La Alianza Cívica ha dicho que en su agenda incluye la liberación de todos los protestantes, adelantar elecciones y exigir que se respeten los derechos fundamentales, como el de manifestación, expresión e información.
Por su parte, el gobierno mantiene que las elecciones serán hasta 2021 y ha pedido que no se apliquen las sanciones internacionales.