La incursión de las mujeres en el ámbito laboral no representa una disminución en las tareas domésticas. Pese a que las féminas consideran que los hombres deberían colaborar en las labores del hogar, son ellas quienes las asumen, lo que provoca una sobrecarga y, a la larga, sentimientos de frustración y ansiedad, reveló el estudio denominado “Estado de la incidencia de los roles en el bienestar psicológico de las mujeres de Managua”, elaborado por Raúl Obregón.
Los resultados del estudio se basan en una encuesta aplicada a 800 mujeres residentes de la capital, con edades entre 18 y 59 años, madres de niños y de niñas, que trabajan en empresas y también en el hogar, o solo en sus viviendas.
A estas últimas se les denominó “de jornada única” y a las primeras “de doble jornada”. Obregón realizó el análisis como tesis para obtener el máster en psicología clínica y de la salud, con el objetivo de conocer si el bienestar psicológico de las mujeres que cumplen doble jornada, que son proveedoras del hogar y tienen hijos, es mejor, igual o peor del que manifiestan aquellas mujeres que realizan jornada única y tienen hijos.
El estudio reveló que las mujeres que realizan doble jornada “dan muestras de sentimientos de frustración probablemente alimentados por la sobrecarga de trabajo”. Cuando se les preguntó por el grado de satisfacción que tienen dijeron que “no se sienten ni satisfechas ni insatisfechas”.
Contradicciones
Asimismo, el estudio deja en evidencia las contradicciones que atraviesan las mujeres que tienen un empleo y hacen los quehaceres en su hogar. Por un lado demandan la participación plena de los hombres en las labores domésticas, sin embargo cuando se les consultó quién realiza las tareas en la casa, contestaron en su mayoría que las realizan ellas.
Solo el 1.20% de las mujeres que realizan jornada doble expresó que “habitualmente” sus parejas les ayudan a hacer la comida. El 5.10% dijo que los hombres colaboran haciendo las compras. En tanto, el 61.20% de las mujeres indicó que les toca el cuido de los hijos e hijas, frente a un 0.90% que expresó que “habitualmente” esa labor la hace la pareja.
El 61.70% de las mujeres que realizan doble jornada también lava y plancha y solo el 0.20% dice que su pareja lo hace habitualmente.
El panorama es peor cuando son consultadas por quién hace la limpieza. Solo el 0.50% de las mujeres respondió que su pareja limpia, el 7.3% dijo que lo hacen ambos, el 11.3% contestó que lo hace una tercera persona y el 80.5% expresó que lo hacen ellas.
Para Obregón, “la incursión de la mujer en el ámbito laboral no representa una disminución en sus tareas domésticas”, por el contrario, “es adicional a lo que ellas están haciendo”.
El riesgo
“Hay una inequidad en la distribución de tareas en el hogar que se convierte en un factor de riesgo para estados de ansiedad o de depresión”, agregó.
Según Obregón, “las mujeres dan muestras de sentimientos de frustración probablemente alimentados por la sobrecarga de trabajo, en consecuencia no se sienten ni satisfechas ni insatisfechas, lo que puede ser un preludio de los resultados obtenidos en materia de bienestar psicológico”.
“Uno de los componentes del bienestar es la satisfacción personal, si no estás satisfecha con tu vida muy difícilmente vas a tener un bienestar psicológico”, explicó el especialista.
¿Están Bien?![Gráfico Juan García / END]()
“Hay quienes dicen que la mujer que trabaja tiende a tener un bienestar psicológico mejor que la que no trabaja, porque genera ingresos, lo que le da autonomía y disminuye la dependencia del hombre, pero lo que estamos encontrando nosotros es que tiene más peso la sobrecarga, el seguir siendo la principal responsable de las tareas domésticas”, dice el estudio.
Asimismo, el estudio reveló que el trabajar fuera de la casa genera en ellas sentimientos de culpa, porque no están con sus hijos.
“En ambos grupos la probabilidad de ansiedad es de media a alta y la de depresión de media a baja”, precisa el informe.
¿Y los hombres?
Educación • Raúl Obregón manifestó que los resultados reflejan los tradicionalismos: los hombres son preparados para ser el soporte financiero del hogar y las mujeres para encargarse del mismo.
“Son ejes que se transmiten desde que están niños” y que provocan la sobrecarga de trabajo en las mujeres.
Es una sobrecarga en un contexto de inequidad. “Una mujer va a trabajar a la calle, regresa a la casa a seguir trabajando y el varón está sentado viendo televisión o con los bróderes (amigos). ¿Cuál es la principal excusa del varón para no asistir a las reuniones de la escuela? Estoy trabajando, pero los resultados indican que las mujeres de doble jornada van, aunque tienen que trabajar”, señala el estudio.
Entre sus recomendaciones está el “sugerir a instituciones públicas tales como el Instituto de la Mujer y el Ministerio de la Familia, la necesidad de promover campañas que contribuyan a desmontar la división sexual del trabajo y por ende los programas de masculinización y feminización que se continúan practicando en la sociedad, ello con el propósito de promover la participación de los hombres en las labores domésticas de sus hogares”.
Así también recomendó “estudiar la perspectiva de los hombres con respecto a su disposición a participar en las tareas del hogar”.
3.1 millones de mujeres tiene Nicaragua, de los 6.1 millones de habitantes en el país