Los tomatierras se metieron a la parcela de la indígena Simona Mateo y la tienen ocupada desde hace varios días, en la comunidad de Sagnilaya.
“Nosotros vivimos del monte (bosque), pero ahora está lleno de mestizos. Si mi esposo, mi hijo, mi familia van allí, los matarían. Ellos (los invasores) andan como si fuera suya la tierra; hay mujeres y niños y están armados con escopetas”, aseguró Mateo.
El aislamiento en que se encuentran las comunidades indígenas de la Costa Caribe nicaragüense impide que trasciendan al resto del país los conflictos por las invasiones de tierras de colonos armados que han llegado de otras regiones.
El Nuevo Diario visitó la zona en conflicto, en el Caribe Norte, y pudo comprobar el estado de angustia de familias misquitas, ante el avance de colonos procedentes de la región del Pacífico y Norte del país.
Félix Yasser Labonte, juez suplente de la comunidad Sagnilaya, afirma que fue despojado de la parcela donde cultivaba.
![Pobladores de Sagnilaya cruzan el Río Wawa. Orlando Valenzuela/END]()
Sagnilaya está a 40 kilómetros al noreste de Bilwi, cabecera de la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN) y sus habitantes se acuestan cada noche pensando en que habrá una incursión violenta en el caserío.
“El problema que tenemos es que vienen los colonos y están agarrando a la fuerza nuestras parcelas, ya somos 23 comunitarios afectados hasta el momento. A mí me quitaron mis plantíos de malanga y yuca y a otros se le tomaron parcelas con plátano y pijibay. Lo peor es que los colonos ya están cerca de Sagnilaya, el más pegado está a solo 3 kilómetros y por el río están muy cerca, pero nosotros no lo vamos a permitir y vamos a resistir hasta el último día”, aseguró Labonte.
Afirman que en la región han muerto al menos 50 indígenas, víctimas de los invasores de tierras.
Bajo amenazas
En la comunidad de Santa Martha, Eloy Esteban Bruck también denunció la presencia de colonos armados cerca de su poblado.
“Para ellos (los colonos), el despale en el bosque es un bien, una mejora, pero para nosotros es destrucción. Antes había dantos, monos, chancho de monte; todo tipo de animales había en esa montaña. También los ríos se vienen secando. Ahora uno puede pasar caminando por el río porque está bien seco”, lamentó Bruck.
En la comunidad Auhya Pihni, Carmela Fernández, de 69 años, con mucha preocupación señaló el peligro que se cierne sobre su comunidad.
“Nosotros somos campesinos, trabajamos nuestras parcelas, de allí comemos y ahora los colonos nos quitaron nuestras tierras y ya no tenemos nada de dónde obtener comida. ¿Dónde iremos?”, se preguntó la mujer.
![Atardecer en la comunidad indígena de Santa Martha. Orlando Valenzuela/END]()
Afirma que si las mujeres van a sus parcelas, “las pueden capturar, las violan; y si van con sus hijos, los pueden matar porque los colonos están armados”.
“Esta no es tierra de colonos, es de nuestros ancestros, de nuestros abuelos y abuelas que nos heredaron, pero ellos vienen a matarnos”, explicó Fernández.
“Si fuera hombre ya hubiera tomado las armas y lo que más me duele es que me quitaron mi anillo de matrimonio. Ante la tierra, ante el cielo, estarán maldecidos”, sentenció Fernández.
En las comunidades de la etnia misquita, las tierras son propiedad comunal; todos los habitantes tienen derecho a cultivarlas y aprovechar los recursos naturales. El orden lo establece un juez (wihta) y la máxima autoridad suele ser un Consejo de Ancianos.
Desde el 2005
En el territorio Tasba Raya, que consta de ocho comunidades indígenas, la tensión empezó en el año 2005, cuando las invasiones de tierras causaron un enfrentamiento armado entre comunitarios y colonos que dejó 38 muertos de ambos lados.
En Francia Sirpi, a 117 kilómetros de Bilwi, Ramos Houstin Brown denunció el aumento de la violencia y el estado de terror en que viven los pobladores de esta comunidad.
Afirmó que en las últimas semanas ha habido desaparecidos de la comunidad La Esperanza y muertos en Santa Clara y Wisconsin.
“Hemos hecho peticiones al Gobierno para que nos ayuden a hacer el saneamiento y hasta el momento nada, ninguna respuesta”, sostiene Brown.
Considera que todo se resolvería si las autoridades aplicaran la Ley 445, en lo que concierne al saneamiento de los territorios ocupados ilegalmente por colonos.
“Nuestras denuncias son rechazadas y no tenemos más a quien recurrir. Hay una gran parte de militares retirados, otros son mandados por gente que tiene plata para poder quitarnos las tierras, porque ellos poseen armas, AK-47, UZI, escopeta calibre 12, M16, Magnum; buenas armas”, aseguró el indígena.
Antonio Vanegas, habitante de la misma comunidad, lamentó la marginación que sufren de parte de las autoridades regionales.
![En la región han muerto al menos 50 indígenas, víctimas de los invasores de tierras. Archivo/END]()
Relató que desde el año 2013 los comunitarios andan con temor y mucho cuidado; solo dedican una o dos horas a trabajar y se van temprano porque los invasores andan amenazando con armas.
“Ahorita, nosotros no estamos pasando por ese lugar, no estamos pescando, tampoco chapeando para sembrar nuestro arroz, toda la gente mayoritariamente estamos dentro de la casa porque ahí andan grupos con armas que ofenden con palabras soeces a los indígenas; somos hombres, pero con esas armas que tienen nos están amenazando y están incitando a la guerra”, denunció Vanegas.
Afirmó que en el año 2014, los colonos llegaron a hacer “una guerra”, disparando, sin que nadie defendiera a los indígenas.
¿Parapolicías?
El líder indígena Juan Carlos Ocampo Zamora dijo que esos grupos invasores tienen las características de parapolicías, los civiles armados Pro- Gobierno que aparecieron reprimiendo a los protestantes en Managua y otras ciudades después de abril de 2018.
![Pobladores de la comunidad indígena de Sagnilaya. Orlando Valenzuela/END]()
“Tienen una estructura, cierto entrenamiento, cierta cultura que es propia de un cuerpo militar, andan armas de guerra y entendemos que hay viejos guerrilleros metidos, organizándolos, entrenándolos”, afirmó.
“¿De dónde obtienen esas armas, quién los entrena y cómo se prepara esa gente”?, se preguntó Ocampo.
Romel Mendoza, expresidente del gobierno territorial indígena de Tasba Pri y actual coordinador nacional de Alianza de Pueblos Indígenas de la Costa Caribe, opina que esos grupos de colonos armados “forman parte de una estrategia para usurpar las tierras indígenas”.
![En el año 2014, los colonos llegaron a hacer “una guerra”, disparando, sin que nadie defendiera a los indígenas. Orlando Valenzuela/END]()
“Ese terror que ellos promueven no es compatible con la vida social de las comunidades indígenas, porque los indígenas tienen una actitud muy diferente de los colonos, caminan montados a caballo, con pistolas, escopetas y ahora tienen armas de guerra dentro del bosque, ellos quieren usar las vías de agua del río Wawa”, agregó.
“Pero, jamás esa gente va a lograr quitarnos la tierra, aunque hayan hecho documentos con autoridades regionales, municipales, con abogados, ministros; jamás vamos a permitir eso”, advirtió Mendoza.
“El bosque es como nuestro supermercado, donde encontramos de todo y estas áreas están hoy invadidas, la mayor parte está destruida y el Estado nicaragüense nunca se ha comprometido a tomar acciones serias”, comentó.
Maniobras
El abogado misquito Marcos Hopington señaló que el problema de las invasiones de tierra empezó después que el Gobierno entregó títulos a los comunitarios y también “extendió avales a colonizadores mestizos, a través de los secretarios políticos del partido Frente Sandinista (FSLN) a cambio de votos”.
“Mucha gente vino a este lugar y ocuparon ilegalmente estas tierras. Vinieron e implantaron su voluntad, vinieron campesinos pobres, pero detrás de ellos traían mucha plata. ¿De dónde salía tanta plata?, nos preguntamos muchos y averiguamos que detrás de ellos había gente con capital fuerte, ha habido lugares donde el Estado de Nicaragua ocupó áreas para desarrollo de proyectos en el marco de Albanisa, y entre ellos vino gente de muy mala reputación”, expresó Hopington.
“Están armados y no se sabe quién les da las armas. Muchos de ellos traficaban y siguen traficando con las tierras, vendían y revendían las tierras; todos son actos ilegales porque las tierras indígenas se rigen por la imprescriptibilidad, no pierden el derecho. Debo reconocer que algunos líderes comunitarios territoriales se han prestado a estos juegos, pero esos líderes son adeptos al partido en el poder”, aseguró el abogado.
![En las comunidades de la etnia misquita, las tierras son propiedad comunal. Archivo/END]()
Derechos humanos
El científico Jaime Incer Barquero lamentó que ante el avance de la colonización, que viene despojando a los indígenas de sus tierras originales por la explotación de la madera y sus recursos naturales, no ha visto interés de las organizaciones de derechos humanos por la sobrevivencia de los grupos étnicos del Caribe nicaragüense.
“Este es un problema de derechos humanos y también de derechos indígenas. Es importante que haya una respuesta internacional, para detener estos abusos, señalar culpables y en este momento darles de comer (a los indígenas), porque los desplazan de sus áreas de cultivos y esta gente se está muriendo de hambre, es importante hacer conciencia del problema, se trata de la sobrevivencia de una cultura o de unas personas que han tenido un modelo de vida ligado al bosque, a la naturaleza”, explicó Incer.
El Nuevo Diario solicitó una entrevista con el gobernador de la región del Caribe Norte, Carlos Alemán, quien respondió que estaba en reunión y que avisaría cuándo nos atendería, lo que nunca hizo.